Educación para construir un mundo mejor
Esta es la historia del impulsor de la Fundación Elosúa Rojo. Esta es la historia de un hombre que, a los seis años, comenzó a escuchar las historias de los jesuitas que regresaban a España y hablaban de países lejanos. Esta es la historia de un hombre que, ya desde niño, tuvo la vocación de ayudar. Esta es la historia del Padre Miguel Ángel Elosúa Rojo, que llegó a Brasil en 1954 y lo convirtió en su hogar y en el lugar donde ha trabajado duro para construir un mundo mejor. Esta es la historia de un hombre que utilizó la herencia recibida de sus padres, para crear esta Fundación y apoyar cualquier iniciativa, en cualquier parte del mundo, que promoviera la educación y la formación de las personas más desfavorecidas, para darles la oportunidad de mejorar sus vidas.
A sus 86 años, el Padre Miguel Ángel vive en Brasil, ya retirado en una residencia de la Compañía de Jesús. Cobra una pensión de 800 reales brasileños, el equivalente a 182 euros, por su trabajo como soldador. Porque como su ordenación no se produjo hasta 1960, el Padre Elosúa trabajó como soldador en sus primeros años en Brasil. “Mis compañeros no sabían que yo era sacerdote, y cuando no sabía como hacer algún tipo de soldadura más complicada, me ayudaban”.
Con el paso del tiempo, comenzó a trabajar con la comunidad, “a celebrar misa a las 3 de la mañana, y tomarme un café rápido para irme a la fábrica”. Lo primero, construir una iglesia, gracias a la colaboración de todo el pueblo que, todos los domingos, aportaban sus manos para ello. Lo siguiente, entender que todas aquellas personas necesitaban formación para acceder a los puestos de trabajo que la industria local ofrecía, especialmente la automovilística y la metalúrgica. Y de ahí a construir una escuela de formación profesional en Bellohorizonte, que ha formado a cientos de torneros, fresadores y profesionales cualificados. Açao Social Técnica sigue funcionando, y se ha convertido en el buque insignia de la Fundación Elosúa Rojo.
Fundación Elosúa Rojo ampliando horizontes
Desde 1985, fecha de la creación de la Fundación Elosúa Rojo, a partir de la herencia recibida por sus padres, y gracias a la gestión de su familia, el empeño del Padre Miguel Ángel de utilizar la educación como la mejor herramienta para erradicar la pobreza ha llevado a financiar y desarrollar proyectos en más de treinta y cinco países de todo el mundo.
En la actualidad la Fundación colabora con otras organizaciones del tercer sector como Manos Unidas, Mensajeros de la Paz, Fundación a Moverse, o ACOES financiando y cofinanciando proyectos; ha contribuido en situaciones de crisis como la de los campos de refugiados de Grecia o en casos de catástrofes naturales, y constantemente busca nuevas oportunidades para seguir utilizando la formación como la mejor herramienta para la acción social y la cooperación al desarrollo.
Hoy, revisando fotos antiguas y echando la mirada hacia atrás, recuerda con nostalgia a aquellos primeros amigos que le ayudaron a construir su primera iglesia, no se siente una persona especial, más bien cree que ha hecho lo que tenía que hacer: “trabajar para construir un mundo mejor, para erradicar la pobreza a través de la educación, para dar oportunidad a miles de personas a que se desarrollen como seres humanos, construyan sus vidas y con ello este mundo sea mejor”.



