Los perdedores de las guerras
Los perdedores de las guerras no son los países que las entablan, ni los ejércitos que combaten en ellas. Los auténticos perdedores de las guerras son las personas: las que mueren, las que huyen, las que pierden a sus seres queridos, las que ven como, en un minuto, han perdido toda su vida y no hay marcha atrás.
Desgraciadamente los seres humanos nos embarcamos en conflictos, y por desgracia, hay muchos que se prolongan en el tiempo. Y una vez que un conflicto bélico desaparece de los titulares de los informativos, se esfuma, deja de ser noticia y pasa al olvido. Así ocurre con los guerras, que ya podemos considerar enquistadas, como la de Yemen, Siria o los últimos sucesos de Afganistan que han condenado a la población afgana al miedo y al hambre.
Ucrania: la Guerra llega a Europa
Desde el pasado 24 de febrero, Ucrania ha pasado a formar parte de los titulares de medios de comunicación de todo el mundo; y a ser principal objetivo de los agentes políticos y económicos que manejan los escenarios geo-políticos.
Ya existían sospechas de que Rusia tenía intención de apropiarse de los territorios pro-rusos de Ucrania, como ya hizo en 2014, con Crimea. Pero lo que no imaginábamos la gente de a pie es que se producirían tales movimientos bélicos, con ataques directos a ciudadanos y edificios civiles.
Desde la fatídica fecha del disparo del primer misil existen datos que confirman que más de seis millones de ciudadanos ucranianos han huido de su país, principalmente mujeres y niños. Los hombres mayores de 18 años se han quedado en el país a combatir contra el ejército ruso. Polonia ha sido la principal vía de salida de estas personas, seguidas por Hungría, Rumanía y Eslovaquia.
Muchas han sido las ONG que instalaron sus bases en las fronteras de Ucrania con estos países para acoger a esa larga «fuga forzosa» de personas asustadas, agotadas y temerosas sobre cuál será su futuro.
Testimonios de primera mano
Y como no podía ser de otra forma, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), dirigido por nuestro Patrono, el SJ Alberto Ares, ha desplegado todos sus recursos para acoger y ayudar a todas estas personas que han huido de la guerra.
Alberto Ares ha viajado a Polonia y se ha reunido con los compañeros que están coordinando todos los servicios de acogida, y no solo de Polonia, sino también de Rumanía, Hungría y Eslovaquia. Incluso ha cruzado la frontera para visitar dos albergues que JRS ha abierto en la ciudad ucraniana de Lviv, cerca de Leopolis.
Desde nuestra Fundación nos sentimos enormemente agradecidos por la labor que realiza JRS Europe. Manifestamos nuestro profundo deseo de que pronto finalice este conflicto. Y rezamos para que los que siempre pierden en las guerras puedan, lo antes posible, vivir en paz, recuperar sus vidas y borrar los nubarrones de su futuro.








