Trabajar para un futuro más prometedor
Bajo el título «Trabajar para un futuro más prometedor», la Organización Mundial del Trabajo (OIT) ha publicado este informe elaborado por la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo. Justo cuando se cumple el centenario de la OIT.
Esta Comisión independiente comenzó sus trabajos en 2017, está compuesta por 27 miembros procedentes de empresas, sindicatos, gobiernos y organizaciones no gubernamentales; y ha estado co-presidida por el presidente sudáfricano Cyril Ramaphosa y el primer ministro sueco Stefan Löfven.
Esta publicación hace especial hincapié en los constantes cambios a los que se enfrenta el mercado laboral, y en la necesidad de trabajar para garantizar el acceso al trabajo en un entorno de cambios sin precedentes y grandes retos para los mercados laborales; al surgimiento de nuevas formas de trabajo; al aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida laboral de los trabajadores; al fomento de una mayor inclusión e igualdad de género; la medición del empleo y el bienestar de los seres humanos; y el papel que cumple la protección social universal en un futuro de trabajo estable y justo.
Trabajar para un futuro más prometedor
La publicación de este informe, a finales de enero, se ha hecho coincidir con el inicio de la celebración del centenario de la OIT, y plantea una nueva realidad en el empleo, motivado por la irrupción de las tecnologías, los procesos de cambio hacia modelos de economía circular, y la aparición de nuevas profesiones, muchas de ellas posibles por la implementación del teletrabajo. El informe explica que «al propiciar que las personas prosperen en una era digital, libre de emisiones de carbono, nuestro planteamiento no se limita al capital humano, sino que incide en las dimensiones más generales de desarrollo y progreso en las condiciones de vida, incluidos los derechos y un
medio ambiente propicio que haga posible que las personas puedan ampliar sus oportunidades y mejorar su bienestar».
Las conclusiones y las recomendaciones incluidas en esta publicación se sustentan en tres pilares: aumentar la inversión en las capacidades de las personas; aumentar la inversión en las instituciones del trabajo; e incrementar la inversión en trabajo decente y sostenible. Recogemos la situación del empleo, a nivel global en cifras:
La brecha salarial de género asciende a más de un 20% y si nos fijamos en la brecha digital, se acentúa en países emergentes, donde apenas un 15% de las familias tiene acceso a internet en sus hogares.
Derecho al aprendizaje permanente
Para los expertos que han trabajado en la redacción de este informe el derecho a un aprendizaje a lo largo de la vida de las personas es lo que les permite adquirir nuevas competencias, perfeccionarlas y reciclarse profesionalmente. Este aprendizaje engloba el formal e informal, desde la primera infancia, durante toda la educación básica y, por supuesto, durante la vida adulta. «Los gobiernos, los trabajadores y los empleadores, así como las instituciones educativas, tienen responsabilidades complementarias a la hora de generar un ecosistema de aprendizaje a lo largo de la vida que sea efectivo y cuente con la financiación adecuada», explica la OIT.
Asistimos a cambios básicos y turbulentos que se están gestando en la vida laboral y que afectarán a todas nuestras sociedades: los cambios tecnológicos, la inteligencia artificial, la automatización y la robótica generarán nuevos puestos de trabajo pero también provocarán la pérdida de otros tantos.
Esta situación provoca una ambivalencia tanto en cuanto es necesario formar en nuevas competencias y habilidades a los jóvenes que acceden a su primer puesto de trabajo; pero también resulta imprescindible reciclar a los trabajadores y aportarlos los conocimientos necesarios para, en el caso de que pierdan sus trabajos, puedan acceder a otros. Y esta formación no puede restringirse por edad, porque los senior tienen el derecho a seguir aprendiendo, y también a decidir cómo y cuándo quieren retirarse. Precisamente sobre la dificultad de los jóvenes para conseguir su trabajo, una vez finalizados sus estudios, el informe recalca que «Las competencias de hoy no coincidirán con los trabajos de mañana, y las competencias recién adquiridas podrían volverse rápidamente obsoletas».
Es hora de actuar
Entre las conclusiones extraemos una que nos parece importante: «Si dejamos que la economía digital siga como hasta ahora, probablemente se ensancharán la brecha regional y la brecha de género. Además, los sitios web
de trabajo en plataformas de microtareas y el trabajo mediante aplicaciones que conforman la economía de plataformas podrían recrear prácticas laborales que se remontan al siglo XIX y futuras generaciones
de jornaleros digitales».
Trabajar para un futuro más prometedor es consciente de que la economía se reorienta hacia un crecimiento basado en las personas y hacia el desarrollo, en un momento «en el que el insuficiente crecimiento de la productividad y la distribución desigual de las innovaciones tecnológicas suscitan cada vez más inquietud».
El contenido del informe se dirige hacia el fomento de la innovación y la diversificación económica, pero siempre atendiendo a que es necesario llevar a cabo «una transición a un futuro del trabajo que respete el planeta y trate de detener el cambio climático.
Es previsible que la creciente población de jóvenes en algunas regiones exacerbe el desempleo juvenil y las presiones migratorias. El envejecimiento de la población en otras regiones someterá a una mayor presión los regímenes de seguridad social y de cuidados. Llevar a cabo nuestro programa para la creación de trabajo decente se ha convertido hoy en una tarea simplemente más ardua».
Desde Fundación Elosúa Rojo apostamos por estas iniciativas, que nos impulsan a continuar nuestros esfuerzos para proporcionar formación a todas las personas, sin importar edad, raza o sexo, con el único objetivo de que puedan mejorar su calidad de vida y formar parte del mercado laboral global. #ayúdanosaayudar